Revisando el blog, y comprobando el punto al que he llegado, no me queda más remedio que cerrar el chiringuito. No tiene sentido seguir escribiendo estas páginas. Y aunque sigo teniendo tantas ganas de escribir como el primer día, sería absurdo querer hacerlo aquí. No me he quedado afónica, pero estoy empezando a perder mi voz. Y antes de destrozar por completo mis cuerdas vocales, prefiero decir adiós.
He querido dejar reposar las palabras durante un tiempo, esperar a que pasara la marejada. Pero ya nada será igual. Y no sólo por la pérdida del anonimato, sino por el hastío que venía arrastrando cada entrada.
Tengo que dar las gracias a todos los que han participado con sus comentarios, porque la experiencia ha sido enriquecedora: ha sido agradable saber que hay gente que lee estas páginas, y que disfruta con ello; ha sido reconfortante sentir su apoyo en los momentos difíciles (¡gracias Isabel!); y sobre todo ha sido sensacional ver que podíamos abrir espacios de debate, espacios para compartir e intercambiar opiniones, aunque estas no fueran siempre del mismo signo.
He dejado una promesa incumplida.
Pero prometo seguir escribiendo, no sé dónde, no sé cuándo...
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7 comentarios:
Lástima, a mi me gustaba tu blog
Gracias, Saucisse. Si abro otro nuevo te aviso.
Saludos.
Espero que todo te vaya bien y la alegría se te salga por las orejas algún día no lejano.Nos vemos.Salud!!!
Estoy segura de que todo te irá bien y que no nos abandonarás del todo. Si abres otro blog, no dejes de avisarme, me encantará encontrarte cualquiera que sea tu casa y el tema de conversación que elijas. Al final, lo que importan son las personas. Besos y hasta que quieras.
Te pido encarecidamente que también reciba un aviso la próxima vez que quieras regalarnos tus letras.
Saludos y hasta pronto.
Buscando mi nombre en google imagenes, llegué a este blog hermoso. Pero ya te habías ido...
Si volvés o si algun día lees estas lineas, pasa por mi blog y dejame un aviso.
Te dejo un poema de Mario Benedetti que ha sido y es parte de mis días.
Piedritas en la ventana
De vez en cuando la alegría
tira piedritas contra mi ventana
quiere avisarme que está ahí esperando
pero me siento calmo
casi diría ecuánime
voy a guardar la angustia en un escondite
y luego a tenderme cara al techo
que es una posición gallarda y cómoda
para filtrar noticias y creerlas
quién sabe dónde quedan mis próximas huellas
ni cuándo mi historia va a ser computada
quién sabe qué consejos voy a inventar aún
y qué atajo hallaré para no seguirlos
está bien no jugaré al desahucio
no tatuaré el recuerdo con olvidos
mucho queda por decir y callar
y también quedan uvas para llenar la boca
está bien me doy por persuadido
que la alegría no tire más piedritas
abriré la ventana
abriré la ventana.
gracias por tu despedida. espero conocer tu nueva llegada.
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