24.8.07

Exposición Pública

A lo largo del último año, es decir, el último año académico, he tenido infinidad de problemas en mi trabajo. Y en lugar de guardármelos para mi, he cometido la osadía de publicarlos en estas páginas, a modo de desahogo.

No medí las consecuencias de mis actos. No pensé que la imagen de las instituciones con las que trabajábamos podía verse comprometida. Pero al mismo tiempo, conforme escribía, estaba convencida de que indicaba con suficiente claridad que las críticas que iba realizando no iban dirigidas a la Consejería de Cultura. Tampoco a mis compañeros.

Si alguien pensó que estos eran los objetivos de mis quejas, es que malinterpretó mis palabras.

Sin embargo, recientemente me han hecho notar que, aunque ésta no era la intención, sí pudo ser el resultado de estas publicaciones. He podido ofender o herir a muchos profesionales, a pesar de que nunca he querido poner en duda su profesionalidad. Transmitir de un modo público que la empresa donde he estado trabajando muestra constantes faltas de respeto hacia sus empleados, puede resultar muy dañino, tanto para ellos, como para quienes contratan sus servicios. Y estoy completamente segura de que si los responsables de la contratación hubieran sido conscientes del sufrimiento de la gente que trabaja en esta empresa, no se habrían comprometido con ella.

Por eso, y porque he reflexionado lo suficiente como para darme cuenta de que estas críticas deben quedar limitadas al ámbito privado, he decidido retirar todos los posts al respecto.

No obstante, si soy coherente con mis ideas, no puedo retractarme de todo lo escrito. No puedo declarar que escribía movida por un estado de estrés que me nublaba la mente, que deformaba mi capacidad de percepción hasta hacerme ilustrar situaciones que nunca ocurrieron. No puedo hacerlo, porque mentiría. He descrito los comportamientos y situaciones que he vivido en esta empresa, tal y como los sentí en su momento. Mi opinión al respecto no ha cambiado. Y no me arrepiento de pensar como pienso. En la opinión no cabe la culpa.

No cabe tampoco la coacción. No tiene sentido ofrecerme una improbable recuperación de mi empleo a cambio de una rectificación pública, porque lo único que me ha mantenido atada a este trabajo durante los últimos meses ha sido el profundo compromiso asumido para culminar la serie que tenía entre manos, un proyecto que había sido verdaderamente ilusionante. Un compromiso que me ha obligado a esforzarme hasta el extremo con el fin de sacar adelante mi trabajo con algo de dignidad. Y eso, ese espíritu de sacrificio por el bien común es lo único que espero que se recuerde de toda esta experiencia.

Quizá esta postura parezca poco inteligente, por augurarme un dudoso futuro profesional. Pero si me hacen elegir entre un puesto de trabajo y mi coherencia, lo tengo claro. Después de haberlo pensado mucho, sólo puedo reconocer que me he equivocado en una cosa: haber hecho públicas mis opiniones.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Querida Almudena,

Tu último texto te honra, no sólo como profesional, sino como persona.

Asumes y reconoces tu error, enmendándolo en la medida de lo posible. Rectificar es de sabios, y no cabe duda de que hay otros cauces más apropiados para presentar las críticas que el de esta bitácora, privada, mas pública, valga la contradicción. Sin embargo, dada la sordera que has enfrentado, es comprensible que volcaras en Mirando al Infinito todas tus pesquisas, siempre sin saber de su alcance.


Mantienes asimismo con firmeza tus críticas, tus quejas, tus opiniones, que, todos sabemos, son constructivas, y siempre han buscado el bien tanto de tu empresa -y por ende el de tus jefes y compañeros- como el de las instituciones que han confiado en ella para importantes proyectos audiovisuales.

Si ambas partes, empresa e instituciones, deciden hacer oídos sordos a la crítica, y pasar de puntillas por esta realidad, quedándose en el superficial detalle de que hay una bitácora al alcance del internauta -una aguja en el webpajar andaluz- no es más que su problema.

Yo les invitaría a atender a la realidad, asumir sus errores -todos los tenemos, en cuanto humanos que somos- y hacer un esfuerzo por mejorar.

Confío en que para ello cuenten con tu valía, y tu coherencia...

Un abrazo

Anónimo dijo...

Desde mi más profunda indignación y cariño hacia ti:

No te entiendo nada… Me niego a comprender que puedas dañar a una institución o empresa (si a este “chiringuito” se le puede llamar de tal forma), por hacer valer tus opiniones y repulsas a lo que es un mal planteamiento en las directrices de la elaboración de una serie, y una falta de respeto a la labor de profesionales con un alto rigor profesional.

Un blog es una columna de expresión LIBRE, PERSONAL y CRÍTICA, en el que la persona que lo realiza lanza sus proclamas a lo que considere tenga a bien (o a mal) opinar. Si en ningún momento has cometido negligencia en tu horario laboral (y en el tiempo extra que no te pagan, y mucho menos agradecen), que a buen seguro sé que ha sido así, nadie tiene la capacidad de juzgar lo que digas o hagas en tus foros de discusión particulares, más aún cuando la mayoría de tus escritos rezumaban una ansiedad realmente peligrosa.

El problema estriba en que los personajes que te han hecho este auténtico chantaje laboral, son incapaces de interiorizar o valorar las críticas vertidas por la que ellos consideran “máquina de hacer guiones”. Las máquinas no respiran ni hablan, y mucho menos piensan, así creen ellos, con lo que desde este punto de vista es imposible que se lleguen a sensibilizar o sugestionar sobre el momento psicológico al que puede llegar un trabajador (intuyo que seguramente no tengan ni idea de lo que es esto).

Siento verdadera repulsa hacia la directriz de una empresa de la que no puedo desear nada bueno, y siento confesar esto, pero creo injusto e indignante la coacción que estas viviendo. No se puede exigir nada, si el que demanda carece de algo fundamental en el trato con sus herramientas de trabajo (en ellas se incluyen las personas): Educación.

Pies Automáticos

Grumman dijo...

No se lo ocurrido pues llevo tiempo perdido del mundo del blog, pero por lo que leo me entristece mucho. A veces la valoracion que se hace de una persona es precisamente la que no vale y la justicia e injusticia esta separa por un hilo del que ni un funambulista se atreveria a cruzar. Lamento profundamente lo que te haya pasado, porque solo repasar tu blog nos hace ver la belleza de tu interior.

Suerte y mucho animo

Calle Quimera dijo...

El regreso de la injusticia.Salud¡¡¡.