22.10.06

Una casa

Una casa con zaguán en penumbra, que recibe al visitante con los brazos abiertos de silbante frescor, apaciguando con mimo su mirada de estruendosa cal, reflejada en el sol de las calles. Una casa con patio, apoyado grácil en columnas, columnillas o pilares enroscados de hojarasca, poco importa; centrado por el run-rún de la fuente infinita e inaccesible, de un agua que uno no ha de beber; despierto en el verde de hojas, que caen por doquier. Una casa con pasillos breves y estancias cercanas. Una casa con pavimentos cerámicos, que acarician con hielo intermitente los pies descalzos del verano; y se visten de otoño con ropas de lana suave, de colores mitigados. Una casa de verano y de inverno. Una casa con un piso alto, de cristales donde ver golpear las gotas de lluvia, desde el familiar abrazo a una taza de café humeante; de cristales donde ver brillar las primeras luces de la primavera temprana, desde donde tomar decisiones alegres, como prescindir de la bufanda. Una casa de escaleras crujientes. Una casa de habitaciones sin muebles, con paredes que hablan, forradas de arte y de inarte, con luces cálidas y cortinas voladoras. Una casa que vive hacia dentro, sin alardes exhibicionistas. Una casa con neveras inventadas, horadadas en las esquinas de las gruesas paredes. Una casa de piedra, de ladrillo, de madera, relumbrada de cal y de estuco; renombrada por pinturas romanas a mano alzada y mocárabes colgantes, auténticos o falaces. Una casa de verdad.

¡Cómo hecho de menos esa casa que nunca tuve y que, seguramente, no tendré jamás! Las casas ya no se hacen artesanalmente. Vivo en un décimo piso, sin décimos de lotería que me permitan, por azar, hacerme con suficiente dinero como para pagar una casa hecha a mano, como las de antaño.

La historia es sabia y toda ella está recorrida por casas como esa en esta tierra. Y sin embargo, a alguien se le ocurrió, hace años, que todas las ciudades debían seguir el mismo modelo, independientemente de la forma de vida de cada ciudad, de su clima o de su carácter. Todas las ciudades se han hecho una, con prefabricados de cemento de baja calidad y paredes de papel que dejan oir los suspiros del vecino, hacinados unos sobre otros, en una colmena cualquiera que es igual aquí que en Pekín.

Yo quiero una casa romana y mora, donde el baño se me empañe y el vaho ascienda hasta irse, silencioso y discreto, por las lucernas del techo.

7 comentarios:

Jose C dijo...

Yo también vivo en un piso seguramente muy parecido al tuyo y estoy totalmente de acuerdo con lo que dices sobre las viviendas en las ciudades.

pero para mí el hogar no es un lugar sino un estado de ánimo.

Saludos. (Tengo que felicitarte por tu acierto a la hora de describir lugares y estados de ánimo, sigue así)

umla2001 dijo...

Gracias por tus palabras, proyecto.

Nos seguimos leyendo.

Anónimo dijo...

Umla2001: odio escribir esto, pero te imagino joven, mucho más que yo. Yo viví en un piso 18, y en 20 casas que mías o no fueron tránsitos. Ahora, y no se si la definitiva, me he construido una casa con mi mujer, con Ana. Es como tu dices, con unas más y otras menos de las que citas: es un espacio grande con solamente dos dormitorios, el resto en niveles es lugar para estar. ¿hemos tardado años en hacerla. Sigue deseando, dale tiempo al deseo, todo es cuestión de tiempo si no dejas que lo que deseas se difulmine u olvide.

umla2001 dijo...

Gracias por tus ánimos, Luis. Es cierto que hace falta tiempo e ilusión, no sólo dinero. Seguiré con ello, prometido.

Saludos.

Anónimo dijo...

Una vez más: Precioso post, Umla. Es verdad lo que dices. En mi caso,de pequeño soñaba con tener una casa grande, antigua, sombría y hasta tétrica. Como esas que Lovecraft describía en sus relatos. O una casa de piedra, de muros anchísimos, donde siempre hace fresco, perdida en medio de la montaña, y lejos de los ruidos urbanos. Apenas crecí, evidentemente vi que no era posible ni siquiera una casita, y si no me daba prisa, ni siquiera un pisito.

Me equivoqué y la vida me ha querido hacer un regalo: ¡¡¡ una vivienda unifamiliar VPO !!! Cuando nos tocó en el sorteo no nos lo podíamos creer, pero ahora que la estamos amueblando, que estamos obligados a mirar cada resquicio, tu teoría se confirma, Umla: Paredes interiores de pladur, materiales bastante chungos, y rodeada de más casas unifamiliares. No voy a quejarme, porque ya nos vale haber tenido tanta suerte. Al fin y al cabo es una casa de dos plantas, con dos baños, con cuatro dormitorios, con un gran patio de 35 m2 y encima con cochera, y sobre todo muchas facilidades de pago y muchas ayudas. Tendría que tener muy poca vergüenza para quejarme, viendo el panorama cómo está para nosotros, los jóvenes. Pero eso sí: No hay románticismo en esa casa. Es una casa que nunca tendrá secretos, ni paredes de piedra, ni soledad ni silencio, ni misterios. Adiós a las mansiones victorianas de Nueva Inglaterra, y a los pazos de la literatura gallega. Estoy de acuerdo solamente en parte con "Proyectodefilósofo" cuando dice que "el hogar no es un lugar sino un estado de ánimo". El hogar también es un lugar, evidentemente está marcado por el lugar, se quiera o no, así como por todo aquello que lo rodea. Aunque claro que también hay parte de uno mismo.

Decía alguien por ahí algo así como que cuando compras una casa, estás comprando tu propia tumba. Y esa frase sí que creo que es muy cierta. Así que bueno, Umla, no tengas excesiva prisa por encontrar tu sitio definitivo. Todo llegará, como dice Luis Rivera. Y sobre todo no renuncies a tener una casa como la de tus sueños, porque se puede. No es mi caso, pero conozco a gente que la tiene. Eso sí: con el coche como complemento. Aunque eso para ti ya no es problema. Ya estás más cerca de conseguirlo.

Besos.

umla2001 dijo...

Ché, gracias a tí también por tus piropos varios y tus palabras de aliento.

De momento intento ser realista: en realidad me conformaría con salir de la casa de mi padre. Así que yo también estoy apuntada a una de esas promociones para que me den una VPO, a ver si hay suerte y toca.

Y si no, ¿me dejarías vivir en tu patio? Yo con 35 metros me conformo. ¡Vamos, que me sobra y todo!

Besos y gracias por pasarte.

Anónimo dijo...

He podido habitar en tu texto en esa casa, sobre todo he escuchado crujir los escalones de madera al subir al inmenso ventanal y contemplar el patio con su fuente. Sólo planteo un conflicto... ¿Crees que no son necesarios las colmenas? Yo al menos pienso que sí, eso sí, bien planeadas. Hay un problema en las ciudades, cada día somos más, y por tanto, cada día necesitamos más terreno para habitar (no hablo de terreno para especular)... Solución: la construcción vertical, en el que se combinen los rascacielos con las zonas verdes. Creo que si que queremos que nuestras ciudades se conviertan en una masa de cemento, necesitamos crecer a lo alto... Otra cosa son los entornos rurales, ahí si se debería de apostar por otra cosa.