Hay tanta poesía por ahí... ¡Y yo sin encontrarla! Será que el mundo se empeña en mostrarme su peor cara: no la más dura y cruel, que me removería las entrañas en busca de la poesía de la acción directa; sino la cara más rancia y perversa, la de la desidia, el tedio, el hastío y el abandono. La cara de un mundo donde no hay razones ni respuestas para la propia existencia ni la ajena. La cara que hace muecas como queriendo decir "déjalo, pierdes el tiempo, no merece la pena".
O quizá soy yo, que no soy capaz de arrancarme las legañas de los ojos después de tanto llorar; y ya no los puedo abrir. Y ya no puedo ver más que una mínima parte, esa cara rancia, de lo que el mundo puede ofrecerme.
Me estoy rindiendo.
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