28.10.06

Cuando seas padre...

...comerás huevos.

He oído tantas veces ese refrán, me lo dijeron tantas veces, que fui tonta y me lo creí. Nunca lo asocié al hecho de tener hijos, sino al de cumpliar años. Interpretaba: "Cuando seas mayor, serás libre". Y yo, de nuevo, fui tonta y me lo creí.

Desde entonces, fui cumpliendo años y reservándome para el gran momento de comer huevos, de ser adulta. Decidí portarme bien, hacer lo que todo el mundo esperaba de mí sin preguntarme si era lo que yo quería, procuré no defraudar a nadie y ser "una niña buena".

Perdí todas las oportunidades de rebelarme contra la autoridad, porque deseaba con todas mis fuerzas colaborar con ella. Seguramente deseaba era ser aceptada. Y mi única queja, mi pequeña rebelión, se producía sólo cuando no se tomaba en serio el esfuerzo que estaba haciendo, cuando se minimizaba.

Ya está bien. Ya soy adulta, o eso dicen. Y no compensa. He conseguido cargarme de responsabilidades y obligaciones que no puedo asumir. Y como siempre lo he dado todo, se sigue esperando que realice los mismos esfuerzos de antaño. Y estoy harta de superarme.

Ya está bien. Ya ha pasado todo.

Y no dejo de preguntarme por qué, cuando tuve la oportunidad, cuando era el momento de hacer las cosas, no lo aproveché. Esperé. Quise ser legal.

Y mi recompensa es haberme perdido la vida que pude tener. Porque ahora ya ha pasado todo. Ya no puedo romper las ataduras, ya no puedo soltar amarras. Debí hacerlo antes, cuando todos lo hacían. Debí ser insolente, irresponsable y despreocupada. Debí ser egoísta. Debí pensar en mí, cuando nadie lo hacía.

Eso sí, los huevos no me gustan. Ni fritos ni de ninguna otra forma. Será por eso que renuncié a comerlos.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Conforme la vida pasa, uno siempre tiene cerca a alguien que te habla ironicamente de aquello que te va a suceder a lo largo de la vida. Siempre habra aquel que te dira alguna frase de tu nueva situacion. Cuando eres mayor de edad, siempre habra alguien que dejara algun dicho, cuando te casas, lo tipico, cuando tienes un hijo, lo tipico, cuando.... menos mal que para la muerte no hay nadie que este para soltarte lo tipico.

Gregorio Luri dijo...

La insensata prudencia siempre se ríe de nosotros, a nuestras espaldas. Pero no aprendemos. Y posiblemente no haya manera de aprender.

umla2001 dijo...

Grumman, no creo que el tono fuera irónico. Yo, al menos, no tengo noticia de ningún niño al que se le hablara con ironía. Creo, simplemente, que es una manera de intentar controlar su comportamiento: con promesas futuras que después nunca se cumplen.

Y Gregorio, sí. Mientras escribía me acordaba de aquella entrada tuya. La diferencia está en la edad del personaje, ¿tendré aún tiempo de "enderezar" la situación?

Anónimo dijo...

El tono es autoritario u cuertamente despectivo. Me pregunto a menudo ¿que e slo que hace que tantas personas de edad se consideren en posesión de la experiencia suficiente para hablar ex cátedra, de cualquier tema? No consigo entender que es lo que hace que no entendamos a la vida como un continuum en el que acumulamos conocimiento y experiencia, memoria y del buen uso d eellos incluso autoridad, que es algo que nos conceden desde fuera, los demás, incluso los jóvenes.

Jose C dijo...

Siempre pensé que aquellos que siempre se burlan de la autoridad, que dicen ser muy libres por hacer lo que quieren cuando les da la gana son en realidad esclavos de sus pasiones.

Saludos!

Jose C dijo...

Siempre pensé que aquellos que se enorgullecen de transgredir, que se creen libres por que hacen lo que quieren cuando les da la gana son en realidad esclavos de sus pasiones.

Saludos!

umla2001 dijo...

Luis, en ese sentido, una de las cosas quizá más hermosas que he leído son las palabras de un abuelo admirado de cuánto podía aprender de su nieto.

Proyecto, parece que lo único que claro es que, de una manera o de otra, de una persona o de una situación, nunca nos libramos de ser esclavos de algo o de alguien. A veces, como tú dices, lo somos de nosotros mismos.

Saludos.

Cerillo dijo...

La edad nos deja a la intemperie. Lo que nos robó la prudencia lo ganamos en concisión y en un hastío hacia las concesiones inútiles. No me gusta, no como, no soporto, no aguanto. Tarde pero dispongo