Mal
No es que sea muy aficionada a la saga de películas de James Bond. Es más, diría que no he podido terminar de ver ninguna, de puro aburrimiento. Pero el agente 007 se ha convertido en un icono cultural del calibre de la mismísima Marilyn que serigrafió Andy Warhol, por lo que, no sólo me voy a permitir opinar sobre el actor que han elegido para encarnar al personaje en la última entrega de esta serie, sino que me atrevería a solicitar su declaración como Patrimonio de la Humanidad.
Tampoco soy una purista. Es decir, no me quedo exclusivamente con el Bond que materializó en los inicios el escocés-con-faldita-a-cuadros Sean Connery. Muy al contrario, aprecio como positivas las aportaciones de los diversos James Bond de la historia del cine, excepción hecha del cara-plástico Timothy Dalton, al que sólo le faltaba el brillito en el diente. El más reciente, Pierce Brosnan, aka Remington Steel, dejaba sin embargo buen sabor de boca, quizá porque recordaba a ese mítico personaje de serie ochentera, que salía indemne de cualquier aventura, sin siquiera despeinarse, y con más guasa y salero que auténtico cuajo frente a los malos.
Pero la elección de este botarate con cara de gañán, conocido como Daniel Craig, ha sido sin duda desafortunada. ¿Qué hacía especial a James Bond? Pues eso, que no se despeinaba. Que sabía mantener la calma frente a cualquier situación sin alarmarse, con la capacidad de urdir, en momentos de auténtico peligro, un plan brillante, sutil e imaginativo, que le permitiera salir airoso, con el menor esfuerzo. Y también, a qué negarlo, una sexualidad implícita -indirecta diría Hitchcock-, donde lo que se oculta es más atractivo que lo que se muestra: el arte de la sugerencia.
Bond ha sido siempre una especie de Odiseo moderno, cuyo recurso principal es la astucia, en lugar de la fuerza, con la diferencia de que, en lugar de trabajar incansable para volver a su Ítaca, el inglés trabajaba al servicio de Su Majestad. Y mientras, cepillándose a las Circes que iba encontrando por el camino: esas malísimas magas, infiltradas siempre del bando contrario, que caían rendidas a los pies del moreno y gallardo enemigo.
Todo aquello se ha perdido con Daniel Craig y el resto de artífices de Casino Royale. Aquí Bond no es más que un matón brutote, un héroe de acción como otro cualquiera, que recuerda terriblemente al gobernador de California en sus buenos tiempos. Un tío que, empapado y a contraluz, emerge de las brillantes aguas del mar, colocándose el paquete.
Asimilar al siempre elegante James Bond a cualquier personaje de acción pega-puñetazos de cualquier película americana no es una forma de revitalizar al personaje: es una estrategia que evidencia el natural desgaste después de tantos años. ¿Qué más daba Daniel Craig que Bruce Willis? Casi habría sido más interesante ver cómo este último se metía en la piel del agente británico, puestos a pedir metamorfosis extravagantes. Así, además, habríamos podido rememorar con él otra de aquellas series míticas de los ochenta.
Dado que, batacazos como éste demuestran que la serie toca a su fin, yo propondría una última película que, en lugar de seguir narrando las aventuras del personaje, culminara con su muerte. Y no me refiero a una muerte violenta a manos de un malo malísimo, porque eso acabaría con el mito. No, yo veo a un James Bond anciano, en una casita preciosa, que dedica sus últimos días a regar las plantas de su jardín y pasear al perro. Un James Bond que, mientras lee el periódico esperando a que esté listo su té, cae fulminado, simplemente, porque su corazón está cansado de bombear sangre. Un James Bond mayor que, puestos a pedir, podría encarnar de nuevo el propio Connery, que ya está en edad.
7 comentarios:
A mí me da la impresión de que pretenden modernizar al personaje, convertirlo en una especie de Vin Diesel en XXX, porque a los chavales de hoy cuanto más violencia y de la forma más directa posible mejor, el elegante Bond ya les queda muy anticuado.
Para mi el James Bond que debería haber recogido el testigo de Brosnan era Jude Law.
¡Eh! ¡Un respeto a Timothy Dalton! (El pobre lo intentaba...)
Jude Law es uno de mis favoritos, no sólo por su capacidad interpretativa, sino precisamente por esa imagen de elegancia que ha sabido transmitir en ciertas películas y que parece ser que queda muy alejada de la realidad, llena de escándalos y cornamentas en las cabezas de sus parejas.
Su compañero de reparto en Closer, Clive Owen, también sonaba mucho. Yo hubiera preferido a éste último, más que nada por que era menos conocido. Y eso, para interpretar a James Bond, es una ventaja importante.
Saludos.
No sé, umla, un James Bond sucumbiendo a un infarto no me acaba de cuadrar. ¿No sería mejor un accidente doméstico?. Besos.
hola de nuevo umla, hace tiempo que no escribo por tu blog, pero no significa que no te lea pero ultimamente el tiempo parece que se arruga.
Con respecto a Bond, James Bond pues no es que sea un genero que me atraiga sobremanera, pero quien no se ha quedado algun sabado o domingo aburrido y ha dejado la tele puesta en esa pelicula de Connery o de Roger Moore que siempre te ha hecho pasar un rato ameno. Creo que Brosnan reflejaba perfectamente el estereotipo de caballero ingles, afortunado, atractivo y seductor que luchaba contra el mal y lo hacia con la mayor de las facilidades. No he visto Casino Royale (de hecho no tengo ni idea si ha salido ya), pero desde luego este actor creo que no refleja el espiritu de Bond, aunque hasta los mismos productores se dieron cuenta del fiasco y supongo que no lo quitaron porque ya lo habian presentado y era demasiado tarde. Esperemos que esta secuela continue (ya por la historia que tiene y lo que representa) y que cambien a algun actor como bien apuntas. Me temo que Daniel Craig hara una sola pelicula al igual que George Lazenby en "007 al servicio secreto de su majestad" pelicula de infausto recuerdo para los grandes seguidores de la saga.
Un saludo
La ultima película de James Bond me la he imaginado de dos formas:
1: El James Bond de turno recibe la última misión de la reina: Detener al que fuese el mayor agente secreto que ha tenido su majestad que se ha corrompido y ahora es un enemigo de la seguridad mundial, obviamente el malo sería Sean Connery.
2:Sean Connery interpretaría a un agente retirado que ayudaría al novato de turno a derrotar al malo de turno.Contandole sus batallitas y todos sus trucos de antaño.
Si, ya lo se, tengo demasiado tiempo libre.
XDD
Buenos días a todos y gracias por pasaros y comentar.
Isabel, escribí un comentario ayer en respuesta al tuyo pero parece que se lo tragó el ciberespacio. Venía a decir, más o menos, que a todos nos parecería raro ver morir a James Bond, de un infarto o de lo que sea, porque el hombre parece completamente invencible. Fíjate que ni siquiera envejece.
Grumman, gracias por tu fidelidad a este espacio. Y sí, aunque las pelis de James Bond no sean precisamente obras de arte, todas se merecen nuestro reconocimiento. Con Daniel Craig, ya veremos qué ocurre. Cuando me enteré de que se rompió los dientes ya me empezó a dar mala espina.
Proyecto, el tiempo no nos hace más imaginativos. Aunque a veces ayuda. Tus propuestas de películas de James Bond me han parecido interesantes, sobre todo la primera (convendrás conmigo en que el argumento de la segunda está más trillado).
Propongo abrir una nueva entrada, dedicada a las diferentes versiones de las películas de James Bond que cada uno tenga en mente. Estáis todos invitados a participar. ¡Quién sabe! A lo mejor algún día llega un director y se anima a concentrar todas estas ideas en un largometraje constituido a base de pequeños cortos independientes. Sería interesante.
Se nota que el que escribio eso en lo de la entrada no tenia nada que hacer jejeje... pues yo he malgastado mi tiempo en leerlo y le digo que si nunca ha visto una saga de 007 que no mejor no opine para poner vasofias el mejor James Bond es Timoty Daltton.
Y para que no allas visto ninguna de las peliculas no opines. y ASI DE FACIL...
BAAA...
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