17.8.06

Sangre Derramada

Buscando información sobre la Necrópolis Romana de Carmona (Sevilla), he encontrado un artículo muy interesante, avalado por la Junta de Andalucía, que desvela los secretos de la investigación de uno de los conjuntos arquitectónicos más significativos del yacimiento: la Tumba del Elefante.


Llamada así por una escultura con forma de elefante hallada en su interior, este espacio que aloja también algunas urnas cinerarias, debería considerarse más bien como un santuario, dedicado a las divinidades orientales Cibeles y Attis. Sí, son ciertos los rumores: la Cibeles es algo más que la fuente donde se bañan algunos según gane un equipo u otro. Se trata nada menos que de una especie de Diosa Madre, generadora de vida y demás. Attis, mucho más desconocido, es algo así como un hijo para la Diosa Madre: un protegido, pero también un siriviente casto, amante y amado. Y el amor entre ambos dioses llegó a ser tan grande y tan imposible, que entre ellos hay historias de castración, mutilación genital, derramamiento de sangre... Todo muy desagradable. Pero termina bien: al final, Cibeles se apiada de su chico -que se había automutilado por ser incapaz de mantener la fidelidad prometida- y le resucita. Madre e hijo, amantes castos, entrega y sacrificio, muerte y resurrección. Quizá los más avezados estén ya sospechando haber leído esta historia antes...

El caso es que las coincidencias con ciertos ritos que nos son bastante más familiares van mucho más allá. El 25 de Diciembre los romanos celebraban el nacimiento de Attis. En primavera, durante el equinoccio, su muerte y resurrección, entre las que mediaba alrededor de una semana de diferencia. Se sacrificaba a animales y se hacían aspersiones con su sangre a los fieles. Muchos sacerdotes -que se castraban o al menos prometían castidad para ejercer como tales-, junto a otros participantes en las ceremonias, en medio de bailes rituales, cíclicos e hiptnóticos, girando sin parar cual derviches, se propinaban latigazos y se acuchillaban. ¿Por qué? Porque la sangre purifica, la sangre derramada era la que quitaba el pecado del mundo y tal y cual.

Por cierto, hay que destacar que, aunque extendida en todo el mediterráneo por los romanos, esta religión es originaria de Frigia, Asia Menor, actual Turquía. Y esto lo digo por los derviches y por los musulmanes.

¿Qué cuál es la relación con el Islam? Los baños de sangre. No, no estoy hablando de terrorismo. Sino de los clásicos ritos que año tras año podemos ver recogidos por los medios -más en prensa escrita que en la tele-, ritos llevados a cabo por los islamistas radicales chiís, que abundan en Irán. A lo mejor no se les quiere dar tanta publicidad a la brutalidad de esas prácticas, donde es fácil ver a una población entera propinándose navajazos y tan rojos como después de haber pasado por la tomatina, porque ahora, gracias a la guerra de Irak, se supone que los chiís tienen que quedar como los buenos y los sunís, pro-Sadam, como los malos. La historia dirá.

También se dan latigazos en Iberoamérica y todos nos escandalizamos. Como si no hubiéramos sido nosotros los portadores de esos ritos -¿qué hay de las divinidades precolombinas que se alimentaban de sangre humana, de corazones aún palpitantes? Como si no hubiéramos hecho lo mismo nosotros, 2.000 años atrás, claro está.

Quedaría como una tonta, o quizá simplemente como una mala copista sin criterio, si no hiciera obligada alusión a los cultos mitráicos, procedentes de Persia. Los paralelismos entre los cultos a Mitra y nuestro catolicismo son, si cabe, más evidentes que los relacionados con Cibeles y Attis. Además, todos los símbolos del cristianimo son parte de una cultura antropológica -que no religiosa- tradicional en todo el Mediterráneo. El agua purificadora, el árbol de la vida vs. la madera de la cruz de la muerte, de la que a su vez vuelve a renacer la vida por el sacrificio supremo, etc. No hay nada nuevo bajo el sol del Mediterráneo...

¿Quién se encargó de poner a todo el mundo de acuerdo para que los ritos de Cibeles y Attis, de Mitra, del Sol Invictus, y de tantos otros que circularán por ahí, se resumieran en la religión Católica? La historia dice que fue Constantino en el Concilio de Nicea del año 325, con el que quiso -y lo consiguió- sacar réditos políticos. Si no puedes con tu enemigo, únete a ellos. Y los cristianos de aquel tiempo ya eran muchos y muy poderosos para los romanos. Conste que todas estas teorías son de antes de que viniera Dan Brown a escribir El Código Da Vinci, que ahora todo el mundo le echa la culpa al pobre , cuando esto lo llevo escuchando yo desde que estaba en el colegio.

Pero muchos años antes de que los católicos se empezaran a ofender, al oír a los historiadores que negaban la autenticidad de sus ritos, así como de muchas de las claves, los supuestos misterios, que encierra su religión, ellos mismos se delataron. "Excusatio non petita, accusatio manifesta", dice el popular aforismo. Así que, cuando se dedicaban a saquear monumentos como la Tumba del Elefante, en la necrópolis de Carmona, deseosos de eliminar las inscripciones latinas grabadas en las lápidas, que aludían a Cibeles y Attis, ¿por qué lo hacían? ¿Por qué tanto odio hacia una religión con la que tenían tantos puntos en común?

Ahora la pregunta es, si la Historia ha podido demostrar, gritando alto y claro, que los ritos del cristianismo no son más que herencia de nuestra cultura antropológica; si es tan evidente que esos ritos, que no son en absoluto exclusivos del cristianismo, carecen por lo tanto de valor; ¿qué es lo que impide a los cristianos mirar por encima de esa capa de barniz que son los ritos para quedarse con la esencia del mensaje, tantas veces olvidado?

Quererse y dar sin pedir nada a cambio son las formas más bonitas y más sencillas de ser feliz. Yo me quedo con eso.

Por cierto, ¡visitad la necrópolis y la ciudad! Si os interesa el Arte y la Historia, no os la podéis perder.

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