A riesgo de parecer una niñata cualquiera, me voy a atrever a escribir la frase que lleva todo el día retumbándome en la cabeza: ¡Cómo mola el disco de Muse!
Después del fiasco megalómano que resultó ser Absolution, aburrido y completamente prescindible; estos tres pavos parecen decididos a purgar sus pecados con un disco sin pretensiones, justo lo contrario del anterior. Consiguen ahora tomarse un poco menos en serio a sí mismos, o así interpreto yo su actitud, a la vista de las declaraciones del castrato Bellamy en referencia a los alienígenas y la conspiración mundial. Pura ironía. Eso debe ser.
El asunto es que Black Holes and Revelations es un disco fácil de escuchar. Muy, muy sencillito. Pero chispeante y divertido, recuperando el espíritu cachondón del sobrevalorado Origin of Symmetry, que debió surgir como una broma de buen gusto y llegó a ser un disco de "kool-to" (léase "culto"), sin saber muy bien cómo. Y si no, escúchense las referencias de guitarra hispánica en "Plug In", que se reproducen de nuevo aquí. Qué humor tienen estos chicos.
No le he prestado ninguna atención a la letra, pero es evidente que la letra es lo de menos. Lo es siempre para Bellamy, demasiado preocupado en dar agudos como para pararse a respirar y vocalizar.
Lo que más mola del disco es la cantidad de oportunidades que brinda a pringaíllos ridículos como yo. Sonidos archisónicos sin par, de los que te permiten dar la rienda suelta a tus institos, haciéndote bailar como la chica de Flashdance -quien pueda, claro- y sobre todo, ofreciéndote un montón de registros expresivos para practicar poniendo caras en el espejo, o probando con maquillajes extravagantes y peinados frikis. En ocasiones como esta, sueño con tener el látigo de Jessica Alba en Sin City para menearlo haciendo "chás-chás", mientras susurro silabeando "su-per-mass-ive-black-hole!"
De referencias musicales, no merece la pena hablar, porque sobran. Sólo diré, que tienen suerte de que Schubert lleve tantos años muerto. Si llevara unos poquitos menos, aún tendría fuerzas para levantarse de la tumba y llevarles a juicio por el copieteo descarado del tradicional Ave María matrimonial, que perpetran sin pudor en el corte número cinco del disco, "A soldier's poem".
¿Cómo calificarlo? Como technorrock-barroco. ¡Cómo mola!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
No he oido el nuevo de Muse pero mucha gente habla bien de él, incluso la que tiene criterio. En lo que escribes respecto al anterior, completamente de acuerdo.
Por cierto y hablando de grupos decadentes, el último de Dover (si es que puede decirse que este grupo ha vivido alguna vez un momento de esplendor más allá de anunciar Pepsi) rezuma terriblemente a Tatu. Increíble pero cierto, cómo desde lo más bajo del mundo se pueden alcanzar las más altas cotas de miseria. Gracias Marx por la paráfrasis.
Y por mi parte, yo no he escuchado a Dover. Pero nunca, vamos. La voz de la muchacha siempre me ha dado grimilla.
Empezaba a pensar que entre mis lectores -ejem, los pocos que hay-, no había nadie que escuchara a Muse. La verdad es que creo que este disco sólo tiene sentido si te lo tomas a guasa. Hay canciones que vienen de perlas para hacer gracietas y chistes fáciles, como "City of Delusion", donde sólo falta oír en los coros a las Azúcar Moreno. Y sí, tomándotelo así, el disco es superdivertido. Pero vamos, no va a pasar a la historia. Sigo esperando el nuevo de Radiohead.
Publicar un comentario